Comunidades risilientes: combatir el cambio climático desde la colectividad
“Los verdaderos cambios medioambientales los lograremos nosotros. No podemos depender de nuestros líderes políticos. Tenemos que ver con claridad cuáles son nuestras responsabilidades y cómo podemos lograr que se produzca el cambio.”
-Severn Cullis-Suzuki
Lo inevitable de un mundo que se rige bajo la premisa del consumo exacerbado está sucediendo. El cambio climático se convirtió en una amenaza que no distingue pobrezas ni riquezas, primer mundo o tercer mundo. Sin embargo, su efecto en grupos marginados, habitantes en países en desarrollo y poblaciones en condiciones de vulnerabilidad puede ser catastrófico dejándoles ante un peligro inminente. La comunidad científica es vehemente en asegurar que si no se hace algo, se estaría enfrentando grandes sequías, hambrunas, fenómenos meteorológicos extremos, entre tantos efectos anunciados. Ante este escenario, es claro que el cambio climático debe ser enfrentado desde la colectividad no solo por las autoridades competentes sino desde la sociedad misma. Se deben tomar decisiones importantes desde lo político e institucional y darle rienda suelta a la creación de iniciativas que vengan a contribuir de manera integral y articulada las acciones para enfrentar el cambio climático.
Resiliencia, oportunidad de crecimiento comunitario. En un mundo, cuyos habitantes requieren de más participación ciudadana, organización de base, más involucramiento desde la sociedad civil en las decisiones y acciones trascendentales de las comunidades y del país deja espacio para que se incentiven prácticas de auto-organización, aprendizaje como lo es la resiliencia, que contribuye con una mayor equidad y a robustecer a la organización comunitaria. Según, Angélica Ospina, experta en el tema la resiliencia es crucial para que las comunidades puedan no sólo resistir y recuperarse de los efectos del cambio climático, sino también adaptarse y aprovechar las oportunidades que surjan con el cambio para la transformación. Esta debe de ser entendida como esa capacidad de respuesta de las comunidades para sobrevivir y desarrollarse en medio de los choques externos causados por el medio ambiente. Gracias a la resiliencia se contribuye a fomentar comunidades más solidarias, comprometidas consigo mismas y por tiempos más prolongados. La correcta contextualización de este concepto y su propagación contribuiría a la apropiación del mismo por parte de los y las ciudadanas y por autoridades políticas, lo cual desencadenaría en una conciencia de su importancia para lograr comunidades fornidas y compactas.
En este sentido, después de cuatro años de investigación el Centro de Informática para el Desarrollo de la Universidad de Manchester, Inglaterra en compañía de la Cooperativa Sulá Batsú, pilotean en Costa Rica la herramienta RABIT que busca fortalecer la capacidad de respuesta de las comunidades ante el cambio climático en suelo costarricense. Esta herramienta analiza cómo las Tecnologías de la Información y Comunicación: Internet, redes sociales y aplicaciones móviles (TIC) pueden contribuir con la resiliencia de las comunidades ante el cambio climático, está diseñada para establecer y mejorar el impacto de proyectos de desarrollo en la resiliencia de comunidades vulnerables al cambio climático. La importancia metodológica de RABIT recae en su capacidad de fortalecer estrategias ante el cambio climático y sugerir acciones para las comunidades de bajos ingresos, ya que su estado de vulnerabilidad los expone aún más a los choques externos del cambio climático. De manera tal que se crean comunidades más resilientes, teniendo así una sociedad más solidaria y autosuficiente.
Los devastadores efectos del cambio climático se harán cada vez más frecuentes; por tanto, tener desarrolladas herramientas probadas por las ciencias sociales asegura que esa amenaza climática agravada por condiciones de vulnerabilidad, las cuales no son estáticas y pueden ser mejoradas, disminuya el riesgo del desastre. Bajo esta lógica, se puede afirmar, también, que un modelo que no favorezca la resiliencia de las comunidades rurales y/o urbanas puede agravar los efectos de un posible choque externo climático.
Ante este panorama que apunta a las acciones colectivas y a la descentralización de las mismas como uno de los caminos a seguir, se muestra urgente un compromiso político para reinventar estructuras de gobierno que sean más abiertas, transparentes, proactivas y participativas tanto desde lo municipal, como desde gobierno central y sus instituciones. La sociedad civil, el gobierno y la empresa privada deben trabajar en la línea de un cambio de paradigma hacia uno enfocado a un desarrollo resiliente, echando mano de las TIC como una de las más útiles herramientas para la organización ciudadana y muy efectiva para la mejora de la comunicación.
Más allá de los usos habituales de las TIC, debemos entenderlas como una herramienta que nos puede solucionar problemáticas sociales, tanto ante la inminente posibilidad de un desastre a causa del cambio climático, como para la construcción de sociedades más inclusivas, solidarias y autosuficientes, que después de todo nos da en fortaleza ante la incertidumbre. Los tiempos cambian, las sociedades se reinventan, las venturas y desventuras del clima son evidentes, por tanto, enfrentar incidentes como una sola fuerza social y no en solitario es nuestro nuevo reto.
Marysela Zamora marysela@sulabatsu.com