«El peligro más grande contra nuestra libertad», Edward Snowden*
Edward Snowden, libertador de la información, se atrevió a hacer público lo que muchos y muchas sospechábamos: «nos observan». En nombre de la democracia y transparencia renunció a su «vida acomodada» y voluntariamente la sacrificó. «No puedo, con consciencia, dejar que el gobierno de Estados Unidos destruya la privacidad, el Internet libre y libertades básicas de las personas alrededor del mundo con esta máquina de vigilancia masiva que construyen secretamente», aseveró el joven.
El programa de vigilancia electrónica PRISM, calificado como Top Secret (de alto grado de confidencialidad) a cargo de la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA) opera desde el año 2007. El programa vigila a aquellos ciudadanos que vivan dentro y fuera de Estados Unidos. Este programa puede tener acceso a correos electrónicos, vídeos, chat de voz, fotos, direcciones IP, transferencias de archivos y detalles sobre perfiles en redes sociales.
“No quiero vivir en un mundo donde todo lo que hago y digo está siendo grabado”, fueron las palabras de Edward Snowden, ex empleado de la CIA de 29 años, quien filtró la información sobre los programas de espionaje de Estados Unidos PRISM, para el periódico The Guardian.
Snowden está siendo acusado por robo de propiedad del gobierno, hacer pública información de asuntos de defensa nacional sin autorización y dar a conocer negligentemente información clasificada de inteligencia. Cada uno de estos cargos tienen como sentencia un máximo de 10 años de prisión.
Edward Snowden trabajó como consultor para la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA) de Estados Unidos. Trabajó 4 años para la NSA. En el 2007, fue asignado en Ginebra con la CIA, donde asegura que mucho de lo que vio en Ginebra le desilusionó, cómo su gobierno funciona y su impacto en el mundo.
El joven nacido en Carolina del Norte quiso dar a conocer la información mucho antes; sin embargo, esperó un tiempo esperanzado que el Presidente Barack Obama no siguiera las políticas de su predecesor George W. Bush. Snowden, descrito “callado, inteligente, fácil de tratar y modesto. Un maestro en computadoras”, se encuentra en el aeropuerto de Moscú, después de haber salido de Hong Kong
Las opiniones sobre él, para algunos «luchador por la libertad» y para otros «traidor y criminal» son tan amplias como este ejemplo. El escritor Mario Vargas Llosa ha sido beligerante en manifestar en su columna en el diario El País que Snowden se ha convertido en depredador de la libertad que dice defender. Por su parte, el joven asevera que no es ni un traidor ni un héroe, solo se define a sí mismo como un Estadounidense, que busca asilo de cualquier país que crea en la libertad de expresión y se oponga a la victimización de la privacidad global.
El viernes pasado Snowden pidió asilo a Rusia, al verse bloqueado por no poder volar hacia Latinoamérica, pero esperando la primera oportunidad para viajar a Venezuela, Bolivia o Nicaragua. Estados Unidos ha sido enfático al pedirle a Rusia que no sea aceptado en su territorio ya que según el periodista Glenn Greenwald el joven tiene información que en un minuto puede hacer más daño que cualquier otra persona en la historia de Estados Unidos.
El reportero de «The Guardian», quien publicó por primera vez los documentos que filtró Snowden y dieron paso a descubrir la historia de espionaje masivo por parte del gobierno estadounidense, aseguró para el periódico argentino La Nación que esto se puede convertir en la peor pesadilla para ese gobierno.
Greenwald precisó que en caso de que algo le pasará a Snowden ya se habían distribuido miles de documentos con varias personas alrededor del mundo para que se hagan públicos si su vida le fuere quitada.
El joven asegura que seguirá en su lucha por la libertad de información, en una carta hecha al presidente ecuatoriano Rafael Correa aseveró que «Sin importar los días que me resten de vida, me mantendré dedicado a luchar por la justicia en un mundo desigual. Si alguno de esos días contribuye al bien común»
Si desea ver una línea del tiempo sobre el programa de vigilancia PRISM, aquí.
*Marysela Zamora – marysela@sulabatsu.com