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Publicado por el 2 octubre, 2010 en Noticias, TIC y Sociedad

¿Políticos 2.0 en Costa Rica? Ni por asomo

¿Políticos 2.0 en Costa Rica? Ni por asomo

Hace unos meses nos preguntábamos si el creciente uso de las TIC por parte de los partidos políticos y sus candidatos a la presidencia de la república sería un factor crucial para mover la intención de voto de las y los costarricenses y para disminuir el abstencionismo que ha prevalecido en las últimas dos elecciones. Ni en ese momento ni ahora, a escasas semanas de las elecciones, consideramos que el uso de tecnologías digitales, específicamente la internet, se haya perfilado como una estrategia de suficiente peso en la campaña electoral.

Lo que sí hemos visto es spam: una clara muestra del analfabetismo digital de los estrategas de campaña, que atiborran los casilleros de correo electrónico, el inbox de facebook y los twitters de sus infelices seguidores. Siempre reproduciendo la misma información, por supuesto. Sin un público meta definido en las distintas redes sociales, como era de esperarse. Los meses de observación silenciosa, de visitas constantes a las páginas web, de capturas de pantalla, de revisión de videos en youtube y demás no pagaron el precio que esperábamos quienes hemos tenido el ojo puesto sobre los “usos estratégicos” de las TIC en la campaña electoral 2009-2010.

Valoraciones generales

La comunicación política es sin duda un área de gran riqueza para la observación y el análisis de los cambios generados en la sociedad de la información y el conocimiento. Una de las tendencias que ha venido a marcar este cambio es la participación ciudadana en línea. Esta participación, como práctica política, tiene muchas aristas, pero la que nos ha interesado durante el periodo de observación es justamente el comportamiento ciudadano en línea relacionado con la campaña electoral, tanto del electorado como de las y los candidatos y sus respectivos partidos políticos. Los aspectos que se revisaron constantemente en el periodo comprendido entre setiembre de 2009 y enero de 2010 están relacionados con usos estratégicos de las TIC para involucrar a la ciudadanía en el proceso de la elección presidencial.

Lo que tratamos de observar durante este lapso fue la innovación en el uso de la llamada web social, para identificar prácticas de involucramiento y movilización de la ciudadanía, y resaltar las posibles estrategias de mediación entre poblaciones conectadas y desconectas como forma de aumentar la participación ciudadana en el proceso electoral. Como veremos en el recuento que se presenta a continuación, estas prácticas no han sido las comunes durante la campaña con miras a las elecciones 2010.

Si bien no podemos negar que los y las nueve candidatos/as a la presidencia de la república han “sacado la tarea” en términos de uso de la web, esta tarea no ha pasado de ser básica y hasta mediocre, y en la mayoría de los casos dista bastante de lo que se conoce como campaña en línea. En general, el uso de la web social ha respondido al interés de “dar la sensación” de que la campaña es innovadora. En un año electoral caracterizado por la popularización de herramientas como Twitter y Facebook, las expectativas sobre una mejor organización de las actividades políticas, nuevos portales y herramientas para la presentación de propuestas y la incorporación de la ciudadanía en el desarrollo de los planes de gobierno eran muchas. No obstante, en esta tarea es en la que las y los candidatos sacaron la peor nota. Páginas web cuadradas, difíciles de navegar y destinadas a la comunicación en una sola vía fueron la norma durante estos meses. El involucramiento y la movilización de los ciudadanos, que abarca desde la transmisión boca a boca de la información más relevante de su partido hasta la donación de fondos y la organización de eventos convocados en línea, no hicieron su tan esperada aparición en el escenario político de fin y principio de año. Al contrario, en una movida estratégica bastante predecible, se reforzaron las estrategias de campaña en medios masivos (radio, televisión y prensa escrita). El uso de la web se mantuvo en ese “no quedarse atrás” característico de las propuestas reduccionistas que relacionan la inclusión digital con la llana incorporación de herramientas sin una estrategia clara.

Durante el periodo en el que acompañamos el desarrollo de la campaña electoral en línea se nos quedó debiendo contenido generado por los ciudadanos, algún espacio de generación de propuestas conjuntas, de construcción colectiva y de debate. Tal vez el esfuerzo más visible en este sentido ha sido el realizado por el Tribunal Supremo de Elecciones en su espacio Por qué voy a votar, que ha tratado de involucrar a una población joven escéptica y abstencionista con su escueta campaña a favor del voto (“Votar es pura vida”, “Votar es lindo”…) Lamentablemente el espacio ha sido subutilizado desde su creación, y solamente posee un foro en el que los ciudadanos pueden expresar las razones por las que irán a las urnas el próximo 7 de febrero. Si bien este es un primer paso dentro del proceso de “digitalización” del TSE, no cumple con una misión de involucramiento y movilización, pues el espacio no se presta para la generación de propuestas ni para el debate.

Los esfuerzos web que están más cerca de poder ser considerados una estrategia son los del Partido Acción Ciudadana. El PAC ha tenido un poco más de continuidad en el uso de web social durante la campaña electoral. Aunque su sitio es de muy difícil navegación y está saturado de información (lo que lo mantiene como un sitio de tercer nivel en la escala de participación) las acciones web 2.0 más “innovadoras” de la presente campaña han sido diseñadas ahí, y ha contado con una retroalimentación constante de noticias y actividades entre sus redes sociales y el sitio principal. Sin embargo, estas acciones se han visto enturbiadas por el constante bombardeo de spam vía correo electrónico y por la falta de una estrategia clara de difusión de sus esfuerzos en línea.

Pataleos tardíos

No podemos restarle interés a un fenómeno que se viene dando desde principios del mes de enero: la aparición de última hora de espacios web un poco más funcionales y navegables, con información clara y un diseño más limpio, vinculados a las páginas principales de algunos/as de los/as candidatos/as. Los tres ejemplos más ilustrativos de esta corriente provienen del PLN, el PAC y el USC (¿PUSC?).

Quizás el más atrevido de los tres sea el giro que ha tenido la campaña de Luis Fishman “el menos malo”. El partido con más identidades web de Costa Rica (unidadsociacristiana.org, partidounidadsocialcristiana.com, pusc.co.cr, fishman.co.cr más sus inevitables canales de facebook, twitter, hi5 y youtube) engrosa la lista de espacios digitales con su sitio elmenosmalo.com. La marca más notable del sitio está en el uso de su canal de youtube. Allí se cuelgan los videos creados para la campaña de “el menos malo” que no fueron pensados para televisión. En spots de entre 40 y 90 segundos, el candidato responde a preguntas que abarcan áreas tan disímiles como la educación, el fútbol, la infraestructura y la pobreza.

Por su parte, Laura Chinchilla presentó el día 11 de enero el espacio laura.cr, una página que, a diferencia de su sitio oficial, sí permite la navegación amigable y el acceso real a la información más relevante de su campaña.

En la otra acera, el PAC o alguno de sus allegados lanza la campaña virtual estamosconotton.com, de gran parecido con la marcha virtual del NO que se hospedó en el sitio concostarica.com durante el proceso del referendum por el TLC: una marcha en línea que en sus cortos días de vida no ha alcanzado una cifra aceptable manifestantes, y que ha tenido una difusión prácticamente nula en las redes sociales del partido.
Por lo demás, las pocas estrategias innovadoras que hemos visto durante este proceso electoral vienen de sectores que no están necesariamente vinculados con un partido político específico, como la aplicación para facebook Elecciones en Costa Rica 2010.

Al final ¿qué nos queda?

Una campaña electoral de las corrientes, a las que ya estamos acostumbrados. Sin puntos altos en la esfera virtual, hemos visto una vez más una campaña escasa de ideas, plagada de ataques personales y casi por completo carente de creatividad. En línea, se ha reproducido el patrón más predecible: las viejas formas de hacer política utilizando nuevos medios de comunicación. Sin duda se ha asumido la postura “estamos en la red para no quedarnos atrás, pero las elecciones se ganan por televisión”. A estas alturas está claro que, si el interés que el próximo/a presidente/a está mostrando por las tecnologías durante la campaña electoral persiste durante su gobierno, vamos a seguir estancados en estrategias de disminución de la brecha digital basadas en infraestructura y conectividad, sin visión social y sin acciones claras con miras a la apropiación social de las tecnologías de información y comunicación.