Taller de formación de Orugas: Transformando el mundo desde la infancia
El Taller de Formación de Orugas es un proceso de reflexión, análisis y construcción de habilidades sociales dirigido a niñas de edad escolar. Nosotras cuatro, como facilitadoras del proceso, tratamos de generar un espacio de comprensión, apertura, confianza y cercanía con las chicas, donde más que aprender, pudiéramos compartir y divertirnos entre todas.
Sesión tras sesión nos fuimos dando cuenta de la necesidad que tienen las niñas de pequeños momentos para expresarse libremente, de tener espacios seguros, libres de prejuicios y llenos de entendimiento, de simplemente ser escuchadas, apoyadas y valoradas por quienes son.
Las chicas también demostraron potenciales intelectuales, artísticos y humanos de gran calidad. Estamos muy orgullosas de haber podido crear un espacio para explorar y explotar todas estas capacidades de maneras muy distintas. Ya fuera pintando, escribiendo, bailando o actuando, todas las actividades dejaron entrever las diferentes habilidades de las chicas, además de reflejar su visión hacia un futuro mejor y ayudar a su empoderamiento a nivel individual y social.
Lastimosamente, también nos dimos cuenta de que las niñas viven bombardeadas de ideales y estándares totalmente estereotipados, a través de los medios de comunicación y de las exigencias que algunas veces la sociedad demanda de ellas. De esta manera, se crea la falsa ilusión de que, como mujeres, debemos ser y comportarnos de cierta manera, lucir de cierto modo, pensar y actuar en formas que son totalmente contrarias a lo que de verdad somos.
Ahí es donde se vuelve urgente intervenir para mitigar los efectos nocivos de esta realidad, de modo que las niñas aprendan a amarse a sí mismas tal cual son, a trabajar por ser mejores personas cada día y a tener herramientas para sustentar su equilibrio emocional. Solo así podremos superar todas esas imposiciones que hemos cargado sobre nuestros hombros por tanto tiempo y llegar a ser mujeres plenas, satisfechas y felices.
Durante el proceso de crecimiento de todo ser humano es esencial contar con el apoyo de nuestras familias, nuestros guías y nuestros pares, para poder desarrollarnos como personas integrales y exitosas. Muchas veces estas niñas cuentan con pocas redes de apoyo para enfrentar las difíciles situaciones personales y sociales de su día a día, lo cual puede situarlas en circunstancias de vulnerabilidad y peligro.
Por lo tanto, como adultos que viven y trabajan con niñas, niños y jóvenes, tenemos la responsabilidad de crear dinámicas saludables, espacios seguros y una comunicación abierta, en los que predominen el cariño y la paciencia para criar y enseñar. A través del trato diario que tenemos hacia las nuevas generaciones y de nuestro propio ejemplo es como inculcamos los mejores valores y principios que somos capaces de dar.
Como adultos también debemos valorar las ideas, las opiniones y las perspectivas de la niñez y de la juventud, pues allí podemos encontrar puntos de vista totalmente distintos a los nuestros, que reflejan la evolución constante del mundo en que vivimos. Estas niñas, a su corta edad, tienen visiones de mundo muy valiosas, así como sus propios sueños y añoranzas, que son fundamentales para vivir un mejor presente y construir un futuro sin los fallos que padecemos hoy en día. Como adultos debemos aprender a dejar nuestro ego de lado y aceptar que los niños y las niñas son capaces de ayudarnos y aportarnos con sus ideas innovadoras y sus grandes capacidades.
De igual manera, es esencial que las municipalidades tengan proyectos como el Taller de Formación de Orugas, los cuales aumentan la calidad de vida de sus ciudadanos y protegen a una población tan vulnerable como pueden ser los niños y las niñas. Asimismo queremos rescatar el gran apoyo que recibimos del personal docente, administrativo y de mantenimiento de las escuelas, pues junto a la Municipalidad de Escazú, hicieron posible que semana a semana tuviéramos todo lo necesario para desarrollar este proyecto.
Siempre recordaremos con mucho cariño la calurosa bienvenida que recibimos cada semana, la ilusión y la emoción con que las niñas esperaban las sesiones de Orugas y la bonita energía que sentíamos al llegar a cada una de las escuelas. Pero más aún, no olvidaremos las múltiples personalidades, vivencias e historias que descubrimos y compartimos en este proceso, pues significaron muchísimo para nosotras. Es sumamente gratificante poder aportar con nuestro trabajo a la vida de otras personas y a la transformación social.
Chicas, por favor no duden de que ustedes son el cambio que este mundo necesita, de que ustedes, con sus pensamientos, palabras y acciones, son capaces de volcar el mundo al revés y propiciar una sociedad más respetuosa, equitativa y humana. Cada una de ustedes es única e inigualable, cada una de ustedes tiene grandes capacidades para realizar sus metas y lograr todo lo que se proponen. Pero no olviden que también tienen el deber de salir de esa individualidad para construir colectivamente el mundo mejor con que todos y todas soñamos.