Columna: Cuando se decide crecer
Por Natalia Vargas. Hace casi 6 años, en una oficina pequeña en Betania, sentadas alrededor de una mesa varias personas que en ese momento éramos Sulá Batsú, teníamos dos opciones frente a la mesa, morir o crecer.
Una casi siempre tiene esas dos opciones en la vida y mucho más en los emprendimientos independientes, o enfrentar obstáculos para aprender y crecer o darse por vencida y morir en el intento. Las dos son válidas, ninguna esta bien o esta mal, es solo escoger las batallas que queremos enfrentar y hacerlo con pasión y mucho esfuerzo.
Recuerdo que en la mesa expusimos a corazón abierto las cosas con las que soñábamos, aunque parecieran utópicas o imposibles de cumplir, al fin y al cabo si no soñamos en grande no logramos grandes metas.
Uno de los objetivos de Sulá Batsú siempre ha sido trabajar en lo que nos gusta, en algo que nos parezca importante para el mundo y sobre todo para nosotras mismas. Para eso somos una cooperativa autogestionaria, para que nadie nos diga lo que es importante para nosotras.
Mi sueño siempre fue gestionar un centro cultural independiente, lo puse sobre la mesa, no conocía ninguno en Costa Rica y me parecía un espacio necesario. Me reí mucho en ese momento, era una idea imposible, no teníamos dinero, no teníamos una casa grande, no teníamos experiencia en gestión cultural más que la mía como artista independiente.
Así todas y todos los integrantes en esa mesa expusieron sus propuestas y contra todas las teorías administrativas, con mucho miedo, con incertidumbre, sin dinero pero con muchas ganas comenzamos a buscar nuestro nuevo hogar para cumplir esos sueños y decidimos CRECER.
Creo que solo así nacen los grande proyectos, arriesgándose, si una tiene ganas de hacer algo es solo eso, hacerlo. Sabiendo que va a toparse con millones de dificultades y con miles de fracasos, pero también con muchas caras agradecidas por gestionar espacios para el bien común y el crecimiento cultural.
Nació, Casa Batsú, en un barrio céntrico, muy solo pero con una visión de convertirse en unos años en un barrio cultural. La verdad, mi idea a futuro de Escalante era muy distinta a lo que es hoy en día. Para mi la cultura tiene que ser inclusiva, generar comunidad, ser diversa y sobre todo viva y cambiante, creo que la actual gentrificación de Escalante no cumple con mis expectativas. Casa Batsú siempre la he visto como la rebelde del barrio y para mi en lo personal, ser la rebelde no es algo nuevo ni que me incomode.
Casa Batsú es un lugar para fortalecer las ideas de cultura que se salgan de los moldes, que sean vanguardistas, que propongan, que le den voz a las personas que generalmente no la tienen. Movimientos culturales y sociales que no caben en galerías, en teatros o en espacios legítimos del arte formal o académico. Esos movimientos sociales que están en la calle, que crecen día con día, que reflejan un contexto social, un momento en la historia.
Creo que el crecimiento en la gestión cultural en Costa Rica ha sido grande en estos casi 6 años que tengo al frente de Casa Batsú, pero creo que aún nos falta mucho por aprender como sector, por unificar propuestas, por informarnos más de lo que están haciendo nuestros vecinos y por educarnos como sociedad sobre la importancia de una buena gestión del arte y la cultura independiente.
Siempre tenemos las puertas abiertas de nuestra casa para escuchar iniciativas, ser parte de las actividades y construir en colectivo.