Columna: Intercambios de saberes y soluciones
Por Brian Vadakin. Vine a Costa Rica con el fin de elaborar un estudio sobre el turismo rural comunitario y de cómo éste contribuye a las comunidades anfitrionas en el país. En enero de este año, empecé a trabajar en la Cooperativa Sulá Batsú como voluntario y me he quedado para apoyar a la cooperativa con traducciones y trámites para subvenciones.
Muy pronto, mi programa terminará y volveré a mi casa en el estado de Ohio en los Estados Unidos. Últimamente, he estado pensando: ¿cuáles lecciones y conocimientos traeré de vuelta conmigo a mi país?, ¿cuáles soluciones desarrolladas en Costa Rica podían ser replicadas en la comunidad donde vivo en los EE.UU.?, ¿cómo puedo fomentar el intercambio de saberes y soluciones entre la región de los Apalaches, donde yo estudiaba, y las áreas rurales de Costa Rica? Esta última pregunta es la que más me interesa.
Tradicionalmente, el campo de desarrollo y apoyo internacional ha apostado por traer soluciones del norte y usarlos en el sur global. Sin embargo, este mecanismo es problemático porque supone erróneamente que los lugares en el norte y el sur son homogéneos. Recientemente, se han acrecentado las colaboraciones sur-sur para fomentar la independencia económica e incrementar los nexos entre los países del sur global.
No obstante, ¿por qué no vamos un paso más allá? Los Estados Unidos y Canadá deben comenzar a valorar los saberes y soluciones creados en el sur global y aplicarlos de alguna forma en sus países.
En 2015, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aproximadamente $305 mil millones de Ayuda Oficial al Desarrollo fluyeron desde el norte hacia el sur. Considero que este apoyo se debe mantener y propiciar la reflexión acerca del posible intercambio de saberes y soluciones desde el sur hacia el norte.
Una manera de hacer este intercambio alternativo, sin asumir que las situaciones de los países sean idénticas, se llama el aprendizaje trans-local. Este concepto, elaborado por Margaret Wheatley y Deborah Frieze, sugiere que una comunidad tome una solución exitosa y la enseñe a otra comunidad, dejando que la comunidad receptora cambie y se adapte a la idea original con el propósito de responder a su situación específica. Este mecanismo de intercambio contrasta con la globalización, que tiende a producir copias exactas de negocios y soluciones sociales exitosas, sin tener en cuenta las diferencias culturales, políticas y económicas entre los países. Además, el aprendizaje trans-local deja capacidades instaladas en las comunidades receptoras, que reduce la dependencia externa.
El turismo rural comunitario es un buen ejemplo para mostrar que las áreas rurales de los EE.UU. pueden aprender mucho de la experiencia de Costa Rica. En los estados de Ohio y Virginia Oeste, se está emprendiendo el desarrollo de proyectos de turismo rural, agroturismo y turismo cultural con proyectos como The Winding Road. En la región rural de los Apalaches de Ohio, falta conocimiento sobre la economía turística y el cooperativismo: un problema que podía ser solucionado a través de intercambios con las organizaciones costarricenses que se dedican a esos temas.
Elaborar este tipo de intercambio nos impulsará a expandir nuestro modo de pensar. Las organizaciones estadounidenses deben reconocer que el sur global no solo tiene problemas para solucionar, sino también soluciones y saberes para ofrecer. Así todos y todas podemos colaborar mejor en los temas que nos interesan, sea la igualdad de género, el cuido del medio ambiente, el emprendedurismo o la resiliencia de las comunidades.