COLUMNA: Torbellino, recordando mi yo de 12 años
Por Katherine Marín. En el proyecto Orugas de la Cooperativa Sulá Batsú se trabaja el proceso de transición de niñas a adolescentes, es un espacio de reflexión, análisis y fortalecimiento desde una perspectiva de género. Donde se estimula la construcción de habilidades sociales, liderazgo y desarrollo personal.
Retomo este proyecto, en el que tuve una pequeña participación este año para hacer una reflexión de una de las actividades que realizamos en los talleres y considero generó un torbellino de emociones en la niña que una vez fui. La actividad consiste en escribir una carta a “mi yo de 20 años”, donde las niñas toman unos minutos para reflexionar sobre sus vidas y escriben a “su yo de 20 años” cosas que quieren recordar: momentos, mejores amigas, vacaciones, estados de ánimo, intereses y hechos que han marcado sus vidas positiva y negativamente.
Es por esto que quiero escribirle a la niña que me acompaña todos los días, a esa niña que una vez tuvo miedo, a esa niña que su padre abandonó, a esa niña que sabe ocultar su tristeza con una sonrisa inigualable, a esa niña que nadie la escuchaba cuando gritaba por cariño sin decir palabra alguna, a esa niña que da pasos agrandados cada día, a esa niña que tuvo sueños, a esa niña que es una bomba de energía: Que lo logramos, ¡Sí!, lo logramos, crecimos, aprendimos y nos equivocamos juntas.
Nos convertimos en una mujer plena, segura, feliz, con firmeza de decir lo que piensa y quiere lograr, decidida, con ganas de comerse al mundo todos los días, que vuela cada vez más alto, ama las aventuras, con amigos y amigas que enloquecen todo su ser, y mantiene su esencia de niña escandalosa. También algunas veces tiene incertidumbre en su vida, pero vive el día a día, ama su trabajo y ama lo que es.
Sigo caminando, sigo empoderándome y sigo aprendiendo, es por ello que quiero dedicar estas palabras a todas esas niñas con los que trabajé y decirle: así como ustedes una vez fui una oruga.