Columna: Una caravana gitana
Por Adriana Ulate. Ser egresada de una carrera de ciencias sociales y ejercer como tal es una hazaña, es un reto que asumí en el momento en que inicié mi carrera, pero la realidad laboral es otra, principalmente porque en Costa Rica las ciencias sociales son subvaloradas.
En un momento de desesperanza hacia la academia, y hacia mi decisión vocacional y aparece la oportunidad de ser parte del equipo Sulá Batsú, una cooperativa de servicios profesionales, y es cuando me surge la pregunta ¿es posible un modelo cooperativista para la ejecución de proyectos sociales? Siempre pensé que las cooperativas estaban ligadas a servicios y modelos productivos y es cuando conozco que existen otras formas de asociarse, que en este caso Sulá Batsú nos invita asociar nuestro conocimiento, nuestro trabajo, bajo un lema que ha resonado fuerte en mi “Una sociedad de saberes compartidos” frase que a mi parecer apunta muy bien a una necesidad actual, una sociedad con las mismas oportunidades de conocimientos y sobre todo de inclusión, niños, niñas, mujeres y hombres de todas las edades y de todos los entornos.
Y es de esta forma es que me integro a los equipos de trabajo que se enfocan en tecnología y juventud, temas que por lo general las personas asociaban de manera casi que paralela y se podría decir que simbiótica donde los jóvenes son muy diestros y los principales usuarios de las tecnologías, y sí, es un hecho, pero más allá de los teléfonos celulares y las redes sociales de moda entre los jóvenes el propósito de la Coope cuando aborda estos temas es darle un enfoque diferente a la tecnología, es darle un rostro más social a la tecnología y cómo esta población pueden no solo ser usuarios y usuarias, sino que ellas y ellos mismos sean creadores de tecnologías. Y es así como he viajado a la Zona Norte, al Caribe, a comunidades del Valle Central y he conocido los rostros de tantos chicos y chicas con un potencial enorme.
Trabajar tan de cerca con población joven es ver, sentir y compartir con ellas y ellos sus inquietudes, sus miedos, sus sueños. Es ver de cerca las diferencias y las oportunidades que tienen o no tienen los chicas y chicas de una comunidad rural y de una urbana, de compartir sus deseos de crecer en múltiples ámbitos, y a pesar de todo parte importante de nuestro trabajo es dejar una semillita en cada joven, la semillita de ir más allá, de creer en sí mismos y si mismas, de no ver las limitaciones geográficas, económicas y otras más, al contrario, que ellos como personas jóvenes llenas de ideas y capacidades tienen a la mano herramientas con las que pueden ser y crear esos sueños.
La Coope es como una caravana gitana, siempre en movimiento, siempre llega a lugares bellos y a personas igualmente bellas con historias que nos llegan a lo más profundo del ser, personas que hacen que nuestro trabajo nos deje una sensación de satisfacción, parte de mi viaje en esta caravana me ha llevado a trabajar de cerca con mujeres de todas las edades, de diferentes zonas y diferentes miradas.
Esta área de trabajo en particular ha movido mucho en mí, la responsabilidad de trabajar con grupos de niñas abriendo las sesiones mostrándoles por primera vez el concepto de sororidad, tan importante en estos momentos, y construir junto a ellas procesos de liderazgo, de autoestima, de verse a si mismas, y juntas derribar los estereotipos y roles de género, escuchar sus historias y ver como ellas solas van deconstruyendo patrones es cuando nos decimos que el trabajo está hecho, la semilla fue sembrada.
Por otro lado, trabajar con mujeres adultas, mayores de 40 años, mujeres que guardan en sus miradas experiencias y sabiduría, pero igualmente guardan miedos que muy pocos saben. Con ellas en particular el trabajo ha sido en incorporarlas a las tecnologías, ese temido campo donde muchas pasan de lejos, un área en sus vidas donde son dependientes de sus hijos, hijas, nietos, nietas. Es mostrarles a ellas la capacidad que tienen para adentrarse en un mundo desconocido y moderno, es recordarles que, así como tienen la fortaleza y la capacidad de liderar un hogar, una familia pueden ser parte de este mundo virtual. Y así podría contar muchas historias de esta experiencias y estas áreas de trabajo que nunca pensé que me dentaria.
Me he montado a una caravana de aprendizajes, un lugar donde he crecido como profesional, donde he aportado mi saber y mi trabajo a comunidades y personas. Y juntando mis experiencias con todo el trabajo del equipo de Sulá Batsú podemos ver las redes que hemos tejido, y el impacto positivo que hemos llevado, y por eso es que el lema de la coope resuena en todos y todas las que creemos y conformamos este equipo, estamos acá para compartir los saberes, tejer redes y sembrar semillas.
Por eso cada pieza cuenta, cada uno es parte de este engranaje de conocimiento y trabajo solidario.