La falta de conexión
Por Mariana Calvo.
En estos tiempos de accesibilidad, comunicación, información y desinformación, corresponde centrar el interés en hacer una lectura del Internet en la sociedad costarricense. En esta ocasión, presento una reflexión en torno al tema, sin incluir informes, estadísticas o políticas establecidas. Hago esta observación con base en vivencias, en personas maravillosas que he tenido la dicha de conocer, en historias, en tardes de café en alguno de esos pueblos que hace cinco años no imaginaba que existían en mi país: tan hermosos como olvidados, ajenos a lo que pasa en Costa Rica, que en ocasiones me asombra saberla tan pequeña como desigual, y en lo que a mí respecta, conformada por tres provincias y media.
Volviendo la mirada al Internet debo acotar, que si bien es cierto la accesibilidad de los servicios ha dado un enorme salto en los últimos años en cuanto a cobertura e inversión económica, hoy más que nunca creo que la tecnología integra múltiples factores que incrementan la brecha social en Costa Rica. A pesar de que muchas notas sobre Internet en nuestro país versan sobre: las acciones innovadoras, la expansión, el acceso, servicios de banda ancha, poblaciones rurales, personas pobres, centros educativos, desarrollo de infraestructura… todo ese esfuerzo y reconocimiento valdría la pena si en efecto las poblaciones más vulnerables de nuestro país, además de tener accesibilidad a los servicios, se empoderaran verdaderamente del Internet como herramienta para su desarrollo personal y comunitario.
El panorama que conozco me ha permitido entender que en las poblaciones rurales existe un alto nivel de acceso a móviles, en su mayoría inteligentes y con Internet. Por otro lado, es mucho menor la cantidad de personas que tienen acceso a computadoras y a conexiones de calidad en sus hogares.
Quizás este es uno de los aspectos donde se incentiva la cultura de «la falsa conexión», como me gusta llamarle, porque estas personas consumen su saldo y los créditos para adquirir celulares de última generación y lo usan sólo para conectarse entre ellos y no con el mundo digital y sus oportunidades, limitando así el Internet solamente a Facebook, WhatsApp y YouTube.
A pesar de la inversión que estas personas realizan para estar conectadas, desconocen profundamente aquellos recursos que podrían abrirles nuevas oportunidades de estudio, trabajo, desarrollo económico, integración y desarrollo comunal; y no hay que pensar en aplicaciones muy sofisticadas… me atrevo a decir que en estos lugares son muy pocas las personas que manejan y conocen las posibilidades que brinda un correo electrónico (por mencionar alguna herramienta básica). Es así que en las áreas rurales se vende el discurso de la conectividad y desarrollo por el simple consumo, como la gran meta de desarrollo alcanzada.
No sólo estas poblaciones padecen de tan insospechado mal, los y las costarricenses en general no estamos aprendiendo a producir y crear conocimiento con base tecnológica, la gran mayoría asumimos nuevamente un rol de consumidores. Así, los temas sobre Internet que se discuten a nivel global resultan necesarios e incluso interesantes, sin embargo estos deben aterrizarse y traducirse a idiomas más sencillos para que todas las personas tengamos igualdad de oportunidades para adquirir nuevos conocimientos como dotar de contenido al uso de las TIC y otros tan vitales como gobernanza en internet, usos seguros de las TIC, entre muchísimas otras.
Como sociedad tenemos la responsabilidad de cortar con la ya conocida costumbre de seguir avanzando sin importar quién se quede atrás, tragándonos el consuelo de tontos, donde no importa que tan mal estemos porque siempre hay otros que están peor que nosotros.