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Publicado por el 25 junio, 2015 en Economía Social, Sulá Batsú

Orlando Salazar: la piangua es gris

Orlando Salazar: la piangua es gris

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“Bonito no es”.

Orlando Salazar Chacón trabajaba en la finca al lado de su padre, y eso terminó el día que se adentro al manglar en busca de pianguas. Hace más de 8 años que Orlando saca pianguas cuando baja la marea. Aún hoy, todas las pianguas son grisaseas y viscosas. Un deleite culinario en bares y restaurantes de la zona.

El me cuenta todo esto mientras va de camino al manglar. Son pasadas las 11 de la mañana, y hasta ahora bajó la marea.

Orlando vive y respira en la zona de Ajuntaderas, una comunidad del Pacífico Sur. Su profesión ya lleva varias décadas recorriendo el manglar. Orlando aprendió la labor saliendo en grupo y observando a otros. Pero lucha es solo él con el manglar. Una lucha que no necesita ni un Curriculum Vitae.

En Ajuntaderas la espera no es a la muerte, es a que baje la marea.

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Todo comienza con la marea baja, es la norma en esta profesión. Luego, ya viene el botecito, la media vieja para no lastimarse el brazo y el guante de hule para aferrarse a la piangua. Y no se puede olvidar la espiral para no ser el festín de una jauría de mosquitos de manglar. Pero Orlando ya no usa espiral, ya no se la pone en la boca, ya no inhala el humo que lidera el recorrido. Ahora él usa repelente.

En un día de trabajo Orlando puede obtener en promedio de 300 a 350 unidades de piangua. Todas las pianguas en cajas, abarrotadas una sobre otras, con sus grises y con sus terracotas. Para luego el festín de otro, pero ahorita en esa caja, son el sustento de Orlando.

Orlando también es padre.

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Le pregunto a Orlando si le gusta su profesión. Él no se deja mentir, aún por teléfono es sincero y su voz lanza la verdad, “Bonito no es”. Me explica que una profesión como la de él tiene sus privilegios como la libertad de ser su patrono o no estar atado a un título para laborar. Es un trabajo duro, con un procedimiento duro.

Orlando tiene sus permisos al día, y además forma parte de APREMAA, asociación local de piangueros y pescadores de la zona. Esta asociación trabaja junto a Conservación Osa para mejorar las condiciones de trabajadores como Orlando.

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Es en dónde el trabajo de la Cooperativa Sulá Batsú se cruzó con Orlando. La cooperativa desarrolló un par de capacitaciones técnicas para el fortalecimiento de todos los pescadores y piangueros. Orlando aprendió desde conceptos básicos de comunicación, financieros y hasta en el uso de internet de móvil.

Aún de camino hacia el manglar, me dice que lo más valioso de todo ese proceso de aprendizaje fue la comunicación en grupo. “Es indispensable, para no jalar solo”, Orlando vuelve a lanzar otra verdad.

En el manglar la pingua sigue gris. Mientras Orlando espera a que baje la marea, su futuro cercano apunta otro hijo en camino. Él y otros sueñan con un centro de Acopio, y que el día de mañana sus ventas sean directas con el comprador de su producto.

Mañana en Ajuntaderas la marea bajará a una hora distinta.