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Publicado por el 15 enero, 2021 en Conocimiento, Sulá Batsú, TIC y Sociedad

Se venden botellitas de aire para respirar

Se venden botellitas de aire para respirar

O la urgencia de una ética de la innovación.

Por Kemly Camacho. Es probable que muchas personas no lo recuerden, pero hace algunos años se nos enseñaba en las escuelas y colegios que los recursos naturales eran inagotables. Esto dio luz verde a una explotación desmedida de las materias primas en los países del sur global que todavía continúa: madera, minería, hidroeléctricas, petróleo, entre muchos otros, son objeto de extracción sin mesura con el propósito principal de mantener una dinámica de consumo permanente que genere rentabilidad. 

Esta dinámica de consumo está basada en la innovación que busca generar constantes novedades que se aproximen cada vez con mayor precisión a los deseos presentes y futuros de las personas que conforman nuestras sociedades. Un ejemplo es el agua embotellada que satisface la necesidad de agua potable a partir de la captura en la fuente y el proceso de potabilización, embotellado y distribución. A algunas personas, no solo se les ha hecho habitual comprar el agua embotellada, sino que se han asumido como parte de la vida cotidiana, generando una alta rentabilidad para las empresas que se dedican a su producción. 

Si el análisis de la innovación se basa en aspectos como la satisfacción de necesidades, la rentabilidad de la empresa que la produce, la eficiencia, es muy probable que el agua embotellada tenga una alta calificación.

Imagínense que, en estos momentos de pandemia, donde lo que está en cuestión es lo  que se respira, aparecieran las botellitas de aire. ¿Cómo se calificaría esta innovación?  Se podría andar por cualquier lado, todas las personas podrían volver a encontrarse, abrazarse y estar cerca. Podría volverse a cantar, gritar, bailar conectados a la botellita. 

¿Parece una broma? No hace mucho tiempo embotellar agua era impensable, así que ¿cómo no imaginarlo? 

Está claro que innovar no es solamente producir nuevos bienes o servicios como podría pensarse hace algún tiempo. La innovación se ha posicionado en estos momentos como una nueva forma de conducir y organizar las empresas, organizaciones e instituciones en la sociedad capitalista. Se hace indispensable el establecimiento de un sistema de innovación que contemple al menos acciones sobre:

  1.  La estrategia: que analice si la entidad tiene incorporada la innovación de una manera sistemática en su visión estratégica y su misión organizacional.
  2. Los procesos: Que defina los procesos organizacionales que van a conducir a una gestión innovadora incluyendo la gestión de ideas, el desarrollo de los prototipos y proyectos, la protección de la propiedad intelectual, el posicionamiento en el mercado y la evaluación
  3. La estructura: Que redefina la estructura organizativa para facilitar la innovación a partir de creación de nuevos perfiles, puestos, unidades, etc.
  4.  La cultura: Que analice la cultura organizacional y genere mecanismos para conducir a una cultura innovadora

A pesar de que existe un importante instrumental ya desarrollado para el establecimiento de los sistemas de innovación, es urgente que la ética se constituya un componente sustantivo que esté presente en las diferentes herramientas metodológicas que los conforman.  

El embotellamiento de agua puede ser el resultado de un excelente funcionamiento de los 4 componentes del sistema, pero es una innovación excluyente, extractivista y ambientalmente irresponsable. El agua embotellada no es una solución para las poblaciones que mueren por falta de acceso a este líquido vital, al contrario, la explotación del agua reduce las fuentes disponibles y además, la mayoría de las poblaciones no puede comprar agua embotellada. Adicionalmente, el material plástico de las botellas genera a su vez fuentes de agua contaminada. Entonces, ¿está bien considerar esto una innovación? 

Un análisis similar podría realizarse con el sector de dispositivos electrónicos, uno de los sectores con mejores prácticas de innovación pero que ha establecido la obsolescencia programada y la obsolescencia percibida de los equipos electrónicos como estrategia que obligan a los usuarios a adquirir rápidamente nuevas versiones de dispositivos produciendo una inmensa cantidad de desechos electrónicos y ampliando las brechas digitales. Además, para generar esta innovación constante se realiza minería a cielo abierto de cobalto con prácticas de trabajo injustas incrementando las desigualdades y la vulnerabilidad de ciertas poblaciones frente al enriquecimiento de otras.

Hasta ahora, la innovación se ha clasificado de acuerdo con su propósito. Encontramos así innovación social, innovación ambiental, innovación de producto, entre otras. Sin embargo, separar y categorizar de esta manera genera condiciones peligrosas para la vida humana por lo que podríamos llamar el “exceso de innovación”. 

No podemos seguir desarrollando innovación desconectada de principios éticos básicos que deberían ser la puerta de entrada para decidir si procede. La propuesta es que el primer filtro de las nuevas ideas está sustentado en aspectos como los siguientes: 

  1. ¿Genera más exclusión de las poblaciones que ya son vulnerables?
  2. ¿Aumenta las desigualdades ya existentes?
  3. ¿Es contaminante para los ecosistemas y el medio ambiente?
  4. ¿Explota recursos naturales y no los renueva al menos en la misma magnitud?
  5. ¿No existe otra opción que sea más inclusiva y ambientalmente responsable?

No podemos seguir desarrollando innovación que no sea respetuosa de la vida, del planeta y de la galaxia donde habitamos. Es necesario que exista una ética que obligue a que esta sea congruente con la existencia de la humanidad en nuestro planeta y que no permita que las botellitas de aire para respirar sean la solución a la pandemia.